La Historia de la Rioja comienza en 1591, año en que fue fundada y bautizada por Juan Ramírez Velasco como Ciudad de Todos los Santos de la Nueva Rioja, el 20 de mayo. Es una de las regiones más importantes e histórica de España y aquí hablaremos de un poco de todo lo que tiene que ver con su pasado hasta el día de hoy.
Resumen de la historia de la Rioja
La historia de la Rioja es algo más que una cuestión de ciempiés, nieblas y miel. Las viñas existían en esta tierra hace tres mil años, cuando los romanos fundaron aquí dos pueblos con el propósito de cultivar la vid y elaborar vino. Hacia el año 870 se encontraba ya presente en la zona un monasterio, San Millán de la Cogolla, mencionado por Vicente Ferrer a sus diáconos: «Vayáis a buscar para allá a tres personas que sepan cantar las laudes y salmodias correspondientes». Desde entonces ha habido pruebas constantes en La Rioja de una cultura vitivinícola notablemente arraigada.

La ocupación musulmana
La ocupación musulmana en La Rioja tiene una historia relativamente corta. La región riojana fue el último territorio español en ser conquistado por los invasores, conquista que permaneció durante la mayor parte de su historia. Se afirma que no existen datos relevantes en los primeros cien años, es decir, desde el siglo VIII hasta principios del X.
Hegemonía Navarra
La hegemonía navarra, iniciada por Sancho Garcés I (893-905), llegó a su máximo apogeo en el reinado de Fernán González, cuando éste consiguió la supremacía sobre casi toda Castilla y León. Como consecuencia de ello, estableció su morada permanente en Burgos. A su muerte en 932, su hijo García Sánchez (932-970) tomó posesión del mayor reino peninsular medievales, que durante el reinado de Ramiro I fue reconocido como el más poderoso del mundo europeo occidental.
La Rioja Castellana
El rey Alfonso VI de Castilla deseaba establecer una administración coherente sobre las tierras de La Rioja que estaban bajo su mandato. Para ello, era necesario reconstruir la autoridad del reino y ganarse el apoyo de los riojanos mediante buena gestión política, justicia y concesiones territoriales. La guerra contra El Cid Campeador fue vital para este objetivo ya que permitió a los reyes castellanos reforzar su poder político en la zona.