La Danza de los Zancos es una celebración tradicional que se lleva a cabo cada año en Anguiano, La Rioja. Esta festividad folclórica es realizada por ocho jóvenes del pueblo de Anguiano, dotados con zancos de 50 centímetros o más de altura y faldones que los cubren. Estos se lanzan por una cuesta empedrada del pueblo girando sobre ellos mismos.
La fiesta de los danzadores de Anguiano se celebra cada 22 de julio, durante las fiestas patronales (desde el 21 hasta el 25 de julio) y la tradición fue declarada Bien de Interés Cultural en la categoría Inmaterial. El festejo dura tres días y se hace en conmemoración a Santa María Magdalena, la patrona de Anguiano.
Origen e historia de la danza de zancos
La verdad es que el origen de la celebración de los Danzadores de Anguiano es desconocido. Existen muchas hipótesis sobre la verdadera razón por la que se celebra esto. Se piensa que se trató de un antiguo ritual, no se sabe si religioso o pagano, donde los habitantes hacían esta actividad para agradecerle al sol por la buena temporada en el campo con las cosechas. De esta forma se justifica el color de la vestimenta que llevan los zanqueros.
Además, se dice que antiguamente los zancos los utilizaban los pastores, de forma que estos, por la altura, pudieran divisar a todo su rebaño. Otra de las teorías que se tiene sobre las danzas de zancos es que se trataba de un ritual de baile que los hombres le hacían al sol para ayudarlos a fortalecerse en los meses de solsticio de verano.
Históricamente hablando, el primer documento que habla sobre la fiesta de los danzadores de Anguiano data del año 1603. Se trata de un Libro de Acuerdos y decretos de Anguiano, propiedad del municipio.

Vestimentas y zancos
Los zancos que utilizan los jóvenes del pueblo miden aproximadamente 50 centímetros y se elaboran con madera de haya. El secreto está en que los zancos estén bien sujetados con las cuerdas que tienen, de lo contrario la persona que los monta podría caerse mientras danza. Para este trabajo se necesitan a los atadores,que son las personas que conocen a la perfección cómo atar los zancos con firmeza.
Los ocho jóvenes del pueblo de Anguiano que son elegidos ese año para la festividad deben tener este vestuario:
- Alpargatas aragonesas blancas con cintas negras que se aten a los tobillos.
- Medias blancas que se sujeten bajo las rodillas con vigas de lanas de colores, de donde penden bolas de lana.
- Un pantalón de paño negro.
- En la cintura, una faja ancha de color azul oscuro.
- Una camisa blanca. En sus mangas y sobre los codos, una goma con cinta de colores.
- Encima del pantalón se coloca una enagua blanca anudada a la cintura.
- Encima de la enagua se dispone una saya de color amarillo, la cual se anuda en la cintura. (Se trata del elemento más importante de todo el vestuario, puesto que al rodar el haya se abre, se llena de aire y proporciona estabilidad al danzador).
- Encima de la camisa, el joven lleva un chaleco adornado con cintas anchas de múltiples colores.
- Unas castañuelas.
- Zancos de madera con, como mínimo, 45 centímetros de largo.
Fiesta de los danzadores de Anguiano
Pues bien, la fiesta de los danzadores de Anguiano consiste en dejar que ocho valientes jóvenes del pueblo de Anguiano, montados en zancos de mínimo 45 centímetros, con chalecos de colores y faldas amarillas se lancen por una cuesta empedrada hasta llegar a la plaza de Anguiano.
La festividad comienza la mañana de cada 22 de julio, cuando se realiza una misa donde los danzadores bailan al frente de y para la imagen de la Santa. Después, los ocho jóvenes bajan los 6 escalones de la plaza de la Iglesia de San Andrés girando y danzando hasta llegar a la plaza. Finalmente el colchón los espera en conjunto con los aplausos del pueblo de Anguiano. Vuelven a realizar la bajada, solo que esta vez llevan danzando por lo alto la imagen de Santa María Magdalena.
Luego, todo el pueblo -centenares de personas- se reúne en la calle Mayor para disfrutar de los troqueaos o danzas, pero esta vez sin los zancos. Un dato curioso es que en algunos casos el colchón que detiene a los jóvenes zanqueros es un muro de hombres, es decir, un muro humano.