Tocino de cielo. Se trata de un plato de origen puramente conventual. Lo que se puede evidenciar fácilmente dada la sencillez y humildad de sus ingredientes. La historia se remonta al siglo XVI, siendo las monjas del Convento de Espíritu Santo situado en Jerez de la Frontera, las precursoras de este postre.
En esencia, las monjas usaron las yemas de huevo sobrantes del proceso de clarificar el vino de Jerez con la intención de hacer una crema pastelera. Su nombre, tocino del cielo, hace referencia a su apariencia y textura. Similares a la del tocino de cerdo.
Jerez ya tenía una tradición vitivinícola en aquellos años. Lo que incluye la producción de vinos secos y de sabor intenso, con mucho carácter. Cabe estacar que los anteriores procesos de tecnificación de aquel entonces, eran muy distintos a los procesos actuales.
Entonces, mediante la clarificación con claras de huevo, se eliminan las partículas en suspensión, producto de la libración de actividad microbiana que se produce durante la manufactura de estos caldos.
Lo que quiere decir que, para lograr un producto de calidad, con un aspecto limpio, brillante y libre de impurezas, implicaba el empleo de miles y miles de claras de huevo. Las cuales se introducían en las botas, y los sedimentos se encapsulaban a su paso, por efecto de la gravedad.
La gastronomía tradicional conventual se caracteriza sobre todo por su sencillez, estacionalidad y utilización de ingredientes locales. Dado que las monjas a menudo vivían en comunidades autosuficientes o autosustentables. De ahí que tenían que ser ingeniosas con su comida. Esto fue lo que llevó al desarrollo de una cocina que se basaba en lo disponible en el jardín o en los campos cercanos.
En esta propuesta de gastronomía se incluyen sobre todo verduras como guisantes, frijoles, lentejas, repollo, zanahorias, cebollas, ajo y hierbas.
Una variedad de frutas tales como manzanas, peras, ciruelas, uvas y bayas. Cereales que incluyen trigo, cebada, centeno y avena. Asi como también productos lácteos, leche, queso y claro, huevos.
En esta rica cocina tradicional también se incluyen recetas a base de pescado, aves y, ocasionalmente, cordero o ternera.
O que implica que muchos platos tradicionales del convento también son vegetarianos o veganos. Es habitual que las monjas a menudo se abstienen de comer carne durante la Cuaresma y otros períodos de ayuno. Por lo que estos platos a menudo incluyen frijoles, lentejas y granos, que son ricos en proteínas y fibra.
Además de estos platos salados, los conventos también son muy conocidos por sus dulces y repostería. Estos también se hacen con frutas locales, miel y nueces. Algunos de los postres de convento más populares incluyen:
La gastronomía tradicional conventual es una manera deliciosa y muy nutritiva de comer. También es un recordatorio del ingenio de las monjas, que han estado cocinando, conservando recetas y alimentos durante siglos.
Lo que sigue en esta historia y que en definitiva le dio origen a este dulce simplemente celestial, es que efectivamente, los bodegueros cedieron las yemas sobrantes al convento y las monjas crearon la receta del tocino de cielo tradicional.
El tocino del cielo es, como su propio nombre lo indica, un popular postre jerezano, que comparte muchas similitudes con el también popular flan. Sin embargo, no son lo mismo. Pues se hace con una proporción muy diferente de ingredientes y lleva leche.
Hay que destacar que el flan es otro de los postres tradicionales favoritos. Bien sea que lo prepares de caramelo, cajeta, queso, o coco, su sabor y textura lo describen como todo un clásico. Pero, puede ser un problema para aquellos que no consumen lácteos. De ahí que una versión similar, pero sin leche es el tocino de cielo.
El tocino de cielo se sirve frío y se puede adornar también con frutas frescas o nueces. El postre se elabora con una sencilla combinación de yemas de huevo, azúcar y agua, y se cocina en un molde caramelizado. El resultado es un postre muy rico y de textura cremosa. Con un sabor ligeramente caramelizado.
El tocino de cielo es un postre tradicional en España y suele servirse en ocasiones especiales como Semana Santa y Navidad. En su valor nutricional, este postre es una buena fuente de proteínas y grasas, además de que es bajo en calorías.
En esencia, es una receta sencilla, pero que requiere de cierta precisión en su ejecución. Básicamente, consta de un almíbar y yemas de huevo, que luego se cocinan en un baño maría.
Dependiendo de algunos gustos muy particulares, se puede optar por aromatizar el agua del almíbar con un cítrico o similar. Sin embargo, sugerimos seguir con la receta original del tocino de cielo al pie de la letra. Donde predomina el sabor sutil y bastante sofisticado de la yema.
Los seguidores de la gastronomía conventual sugieren utilizar huevos camperos, con las yemas de color amarillo intenso. Lo que es importante para lograr un postre de una apariencia fabulosa.
En esta preparación tradicional de tocino del cielo, vas a necesitar los siguientes ingredientes:
Ahora bien, para caramelizar el azúcar, derrite las 4 cucharadas de azúcar en una cacerola pequeña a fuego medio. Una vez que el azúcar se haya derretido, viértelo con mucho cuidado sobre la parte superior del tocino del cielo. Deja que el caramelo se enfríe y se endurezca antes de servir.
Para un sabor aún más rico, puedes utilizar azúcar morena oscura en lugar de azúcar granulada. Si no tienes un termómetro para repostería, puedes probar la temperatura del jarabe dejando caer una pequeña cantidad en agua fría. Si el almíbar forma una bola suave, está listo.
Debes tener cuidado de no sobre cocinar el tocino cielo, o se secará. Un tip muy útil es que el postre estará mejor si lo preparas de un día para otro, puesto que necesita del mayor reposo en la nevera. Puedes servir las porciones de tocino del cielo con fruta fresca, crema batida o helado.
Si buscas un postre español muy delicioso y tradicional, te recomiendo que pruebes el tocino de cielo. Un postre sencillo con un sabor complejo, y que de seguro disfrutarás mucho.
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